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Cómo superar la tristeza

La tristeza, esa emoción tan poco conocida en la calle y tan presente en cualquier consulta de psicología. ¿Por qué queremos constantemente alejarnos de ella? ¿Conocemos para qué sirve? si fuera así, sabríamos que es la GRAN emoción del ser humano. Os explicaré porqué:

En primer lugar, es necesario conocer donde se localiza en el cerebro.

amigdala

Todas las emociones básicas (miedo,enfado,tristeza,amor,alegría e interés) se encuentra en una pequeña estructura llamada amígdala (dentro del sistema límbico) cuya localización está en él hemisferio derecho del cerebro. Si quisiéramos “quitar” la tristeza o alguna otra emoción de malestar, también desaparecían las emociones de bienestar. El cerebro está tan bien preparado…solo hay que conocerle. Veamos que nos aporta la tristeza:

Todos hemos vivido alguna vez una separación, ruptura, enfermedad (pérdida de salud) y/ó fallecimiento (persona o animales) y en cualquiera de estas situaciones, la emoción predominante es la tristeza. También hay situaciones más livianas pero igualmente dolorosas. Me refiero a la pérdida de nuestras expectativas: “Pensé que sería capaz de…y no ha sido así”. Aquí podemos señalar ejemplos como proyectos laborales, cómo educar a nuestros hij@s, procesos de reproducción asistida,  actividades por cumplir, expectativas puestas en otras persona…

Aquí de nuevo, surge la tristeza (en mayor o menor intensidad). La tristeza es apatía, desgana, desinterés, anhedonia, párpados caídos, cuerpo encorvado…y, aunque los síntomas pueden variar de una persona a otra, lo que no cambia es hacia donde nos dirige esta emoción. Pensemos: donde queremos estar cuando nos sentimos tristes? Pues de forma universal, nos lleva a querer estar en nuestro refugio, nuestra casa, y probablemente, en la cama. Y aquí, es donde surge el magnífico proceso de la homeostasis (proceso gracias al cual el cuerpo trabaja para mantener el equilibrio tras una pérdida).

Cuando transitamos un duelo de una persona física, generalmente, se nos permite estar en este proceso. En casa, en la cama,llorando,recordando, cuidándonos, dejándonos mimar y dejándonos querer. Pero, si no hay causa aparente (o Entendible para otra persona), la tristeza se vuelve enemiga. Las personas cercanas intentan aconsejar,distraer, animar, sugerir…a veces minimizar el problema y en casos más extremos, negarlo.

L@s niñ@s ya van sabiendo más de ella gracias a la formidable labor de colegas de profesión que elaboran cuentos y material para que deje de ser tan temida. Sin duda, Disney la coloca como la gran protagonista de la película Inside Out.

Cada persona experimentamos tristeza por diferentes motivos y solo nuestra capacidad para aliarnos a ella, escucharla y conectarnos con nuestro cuerpo, nos hará superarla de forma adaptativa. Sin ella no podremos experimentar el proceso tan sanador y transformador que nos permita seguir adelante.

Lo que muchas veces vemos en terapia, es justamente lo contrario: duelos desautorizados (ejemplos: mamás que no les permiten llorar por un hij@ que aún no han tenido..) así como duelos crónicos (tristeza acumulativa por diversas adversidades “he superado cosas peor y con esto no puedo..”).

Otro ejemplo: Un proceso de adaptación (colegio,trabajo, nueva residencia,etc) lleva gran dosis de cómo afronto la pérdida de lo que ya no tengo para entonces adaptarme a la nuevo.

Sin olvidarme de los grandes artistas como músicos, escritores, poetas, pintores,etc.

Si nos detenemos a observar sus obras suelen referir que las han creado en momentos de separación, pérdida de salud, fallecimiento, aislamiento…de nuevo, tristeza por doquier.

Por último, solo puedo añadir que aceptemos conectar con ella y permitamos a los demás que conecten con ella. A veces, solo hay que estar ahí, acompañando, en silencio, permitiendo que aflore como algo sano y reparador.

En otras ocasiones, será óptimo pensar si un proceso de psicoterapia nos puede ayudar a conocerla en profundidad e integrarla.