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Gestión de conflictos familiares en la etapa de la adolescencia

  • Clara, otra vez te dejase los platos sucios en tu habitación, ¿cuántas veces tengo que decirte que los bajes a la cocina? 
  • Lucas, ya te dije que no puedes estar con el móvil en la mesa durante la cena. ¿Por qué no me haces caso? 
  • Pablo, te pedí que organizaras tu escritorio hace días, pero ahí sigue, hecho un desastre. ¿Por qué siempre tengo que repetírtelo? 

 

¿Te resultan familiares estas situaciones? Seguro que podríamos añadir muchas más… Y es que la adolescencia y la preadolescencia traen consigo importantes cambios evolutivos, y con ellos nuevos retos y conflictos en la relación con los hijos e hijas. Según la OMS, la adolescencia es la etapa comprendida entre los 10 y 19 años. 


Cómo gestionar los conflictos con tus hijos adolescentes  

La adolescencia es una etapa de transformaciones tanto para los hijos como para los padres. A medida que los niños crecen comienzan a explorar su identidad, a cuestionar las normas y a reclamar su independencia, lo que a menudo da lugar a tensiones dentro del hogar.  

Como madres y padres, este periodo, puede sentirse como caminar sobre la cuerda floja: buscamos establecer límites claros, pero también deseamos fomentar su autonomía y confianza. Los desafíos son inevitables, pero también son una oportunidad para fortalecer la relación familiar. No tienen por qué convertirse en barreras; con las herramientas adecuadas pueden transformase en puentes hacia una mejor comunicación y entendimiento mutuo. 

Veamos un enfoque práctico para trabajar en la resolución de conflictos junto a tus hijos: 

  1. Dedica tiempo: En lugar de abordar los problemas en momentos de tensión, elige un momento tranquilo para hablar. Siéntate con tu hijo y plantea la idea de buscar soluciones conjuntamente.
  2. Escucha su perspectiva: Dale espacio para expresar como se siente y que opina sobre la situación. «Es que siempre tengo deberes y nunca puedo descansar. Hacer más cosas en casa me quita tiempo para jugar. «
  3. Explica tu punto de vista: Hazle saber tus preocupaciones y necesidades como padre o madre. «Entiendo que tienes mucho que hacer, pero repartir las tareas es importante para que todos tengamos un hogar limpio y ordenado.»
  4. Proponer soluciones juntos: Trabajar en equipo para encontrar una opción que beneficio a ambas partes.  «¿Qué te parece si ajustamos las tareas para que no te quite tanto tiempo? «
  5. Haz una lluvia de ideas sin juzgar: Permite que tu hijo también plantee opciones. «Yo no hago nada, pero ayudo en otras cosas.» «Repartimos las tareas entre semana, pero yo elijo las que me tocan. «
  6. Evalúa las propuestas y elige la mejor solución: Juntos os poneis de acuerdo y dais el brazo torcer. Tu hijo puede hacer las tareas más sencillas durante la semana (sacar la basura, o recoger su habitación) y el fin de semana, que tiene más tiempo ayuda con algo que requiere más tiempo. 


La importancia de comunicarse con empatía 

La comunicación es mucho más que hablar, se trata de escuchar de verdad, de abrir un espacio donde nuestros hijos e hijas puedan expresar lo que sienten sin temor a ser juzgados. En lugar de centrarnos en los errores o reproches podemos practicar la empatía, poniéndonos en su lugar y reconociendo sus emociones.  

Esta manera de comunicarse no solo reduce los conflictos, sino que también fortalece la relación y promueve un ambiente donde todos se sientes respetados y valorados. 

 

Beneficios a largo plazo 

Los adolescentes que crecen en un entorno donde se les escucha y respeta tienden a   tener una autoestima más alta, mejores habilidades para resolver conflictos y relaciones más positivas y sanas con sus padres y otros adultos.  

En definitiva, ser madre o padre de un adolescente en un desafío que puede convertirse en una oportunidad: la de construir vínculos fuertes basados en la confianza, el respeto, y el amor incondicional.

¿Te animas a intentarlo? 

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